Cada día, cientos de personas pasan un trozo de vida en la A-43. Miren al pasado o al futuro, el presente se les escapa entre kilómetro y kilómetro. Lo único que queda es la música que escuchan y comparten. Sé bienvenido a participar y contarnos tu trozo de historia a través de una canción.
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viernes, 27 de diciembre de 2019
lunes, 23 de diciembre de 2019
Amigo invisible 2019
Traspaso de los sueños. Ramón Gómez de la Serna
De pronto dejó de tener pesadillas y se sintió aliviado, pues habían llegado ya a ser una proyección obsesante que provoca una obsesión en las paredes de su alcoba.
Descansado y tranquilo en su sillón de lectura, el criado le anunció que quería verlo el señor de arriba. Como para la visita de un vecino no debe haber dilaciones que valgan, lo hizo pasar y escuchó su incumbencia:
–Vengo porque me ha traspasado usted sus sueños.
–¿Y en qué lo ha podido notar?
–Como vecinos antiguos que somos, sé sus costumbres, sus manías y sobre todo sé su nombre, el nombre titular de los sueños que me agobian a mí, que no solía soñar… Aparecen paisajes, señoras, niños con los que nunca tuve que ver…
–¿Pero cómo ha podido pasar eso?
–Indudablemente, como los sueños suben hacia arriba como el humo, han ascendido a mi alcoba, que está encima de la suya…
–¿Y qué cree usted que podemos hacer?
–Pues cambiar de piso durante unos días y ver si se vuelven a usted sus sueños.
Le pareció justo, cambiaron, y a los pocos días los sueños habían vuelto a su legítimo dueño.
FIN
La mano. Ramón Gómez de la Serna
El doctor Alejo murió asesinado. Indudablemente murió estrangulado.
Nadie había entrado en la casa, indudablemente nadie, y aunque el doctor dormía con el balcón abierto, por higiene, era tan alto su piso que no era de suponer que por allí hubiese entrado el asesino.
La policía no encontraba la pista de aquel crimen, y ya iba a abandonar el asunto, cuando la esposa y la criada del muerto acudieron despavoridas a la Jefatura. Saltando de lo alto de un armario había caído sobre la mesa, las había mirado, las había visto, y después había huido por la habitación, una mano solitaria y viva como una araña. Allí la habían dejado encerrada con llave en el cuarto.
Llenos de terror, acudieron la policía y el juez. Era su deber. Trabajo les costó cazar la mano, pero la cazaron y todos le agarraron un dedo, porque era vigorosa como si en ella radicase junta toda la fuerza de un hombre fuerte.
¿Qué hacer con ella? ¿Qué luz iba a arrojar sobre el suceso? ¿Cómo sentenciarla? ¿De quién era aquella mano?
Después de una larga pausa, al juez se le ocurrió darle la pluma para que declarase por escrito. La mano entonces escribió: «Soy la mano de Ramiro Ruiz, asesinado vilmente por el doctor en el hospital y destrozado con ensañamiento en la sala de disección. He hecho justicia».
FIN
Los detectives salvajes. Roberto Bolaño
Una mañana me llamó mi amigo y colega Iñaki Echavarne y me dijo que necesitaba un padrino para un duelo. Yo estaba un poco resacoso, por lo que al principio no entendí lo que Iñaki me decía, además de que no era usual que me llamara por teléfono y menos a esas horas. Luego, cuando me lo explicó, pensé que me estaba tomando el pelo y le seguí la corriente, a mí me suelen tomar el pelo, no es algo que me moleste, y además Iñaki es una persona un poco rara, rara pero atractiva, el tipo al que las mujeres encuentran muy guapo y los hombres encuentran simpático, tal vez algo temible, y que secretamente admiran. Hacía poco había tenido una polémica con Aurelio Baca, el gran novelista madrileño, y pese a que Baca desencadenó sobre él truenos y rayos, amén de anatemas, Iñaki había salido bien parado, digamos que en tablas del belicoso encuentro. Lo curioso fue que Iñaki no había criticado a Baca sino a un amigo de éste, así que ya podemos imaginarnos lo que hubiera pasado si llega a meterse directamente con el santo varón madrileño. A mi modesto entender, el problema radicaba en que Baca era el modelo de escritor Unamuno, bastante frecuente en los últimos años, que a las primeras de cambio lanzaba su perorata llena de moralina, la típica perorata española ejemplarizante e iracunda, la perorata del sentido común o la perorata sacrosanta, e Iñaki era el típico crítico provocador, el crítico kamikaze, que gozaba creándose enemigos, y que muy a menudo metía la pata hasta la ingle. A fuerza tenían que chocar en algún momento. O Baca tenía que chocar con Echavarne, llamarlo al orden, darle un tirón de orejas, una colleja, algo por el estilo. En el fondo de la charca, sin embargo, los dos pertenecían a ese abanico cada vez más ambiguo que llamamos izquierda. Por lo que cuando Iñaki me explicó lo del duelo, yo pensé que estaba bromeando, el fervor desatado por Baca no podía ser tan fuerte como para que ahora los autores se tomaran la justicia por su mano y además de forma tan melodramática. Pero Iñaki me dijo que no se trataba de eso, se embarulló un poco, dijo que esto era otra cuestión y que tenía que aceptar el duelo (o mucho me equivoco o nombró el Desnudo bajando una escalera, ¿pero qué tenía que ver Picasso en este asunto?), que le dijera de una vez si estaba dispuesto a ser su padrino o no, que no tenía tiempo que perder pues el duelo se celebraba aquella misma tarde.
Me sirve no me sirve. Mario Benedetti
La esperanza tan dulce
tan pulida tan triste
la promesa tan leve
no me sirve
no me sirve tan mansa
la esperanza
la rabia tan sumisa
tan débil tan humilde
el furor tan prudente
no me sirve
no me sirve tan sabia
tanta rabia
el grito tan exacto
si el tiempo lo permite
alarido tan pulcro
no me sirve
no me sirve tan bueno
tanto trueno
el coraje tan docil
la bravura tan chirle
la intrepidez tan lenta
no me sirve
no me sirve tan fría
la osadía
si me sirve la vida
que es vida hasta morirse
el corazon alerta
si me sirve
me sirve cuando avanza
la confianza
me sirve tu mirada
que es generosa y firme
y tu silencio franco
si me sirve
me sirve la medida
de tu vida
me sirve tu futuro
que es un presente libre
y tu lucha de siempre
si me sirve
me sirve tu batalla
sin medalla
me sirve la modestia
de tu orgullo posible
y tu mano segura
si me sirve
me sirve tu sendero
compañero.
miércoles, 18 de diciembre de 2019
sábado, 7 de diciembre de 2019
viernes, 6 de diciembre de 2019
miércoles, 27 de noviembre de 2019
Palabras para Julia, José Agustín Goytisolo
PALABRAS PARA JULIA
Tú no puedes volver atrás
porque la vida ya te empuja
como un aullido interminable.
Hija mía es mejor vivir
con la alegría de los hombres
que llorar ante el muro ciego.
Te sentirás acorralada
te sentirás perdida o sola
tal vez querrás no haber nacido.
Yo sé muy bien que te dirán
que la vida no tiene objeto
que es un asunto desgraciado.
Entonces siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso.
La vida es bella, ya verás
como a pesar de los pesares
tendrás amigos, tendrás amor.
Un hombre solo, una mujer
así tomados, de uno en uno
son como polvo, no son nada.
Pero yo cuando te hablo a ti
cuando te escribo estas palabras
pienso también en otra gente.
Tu destino está en los demás
tu futuro es tu propia vida
tu dignidad es la de todos.
Otros esperan que resistas
que les ayude tu alegría
tu canción entre sus canciones.
Entonces siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti
como ahora pienso.
Nunca te entregues ni te apartes
junto al camino, nunca digas
no puedo más y aquí me quedo.
La vida es bella, tú verás
como a pesar de los pesares
tendrás amor, tendrás amigos.
Por lo demás no hay elección
y este mundo tal como es
será todo tu patrimonio.
Perdóname no sé decirte
nada más pero tú comprende
que yo aún estoy en el camino.
Y siempre siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso.
José Agustín Goytisolo, 1992
Tú no puedes volver atrás
porque la vida ya te empuja
como un aullido interminable.
Hija mía es mejor vivir
con la alegría de los hombres
que llorar ante el muro ciego.
Te sentirás acorralada
te sentirás perdida o sola
tal vez querrás no haber nacido.
Yo sé muy bien que te dirán
que la vida no tiene objeto
que es un asunto desgraciado.
Entonces siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso.
La vida es bella, ya verás
como a pesar de los pesares
tendrás amigos, tendrás amor.
Un hombre solo, una mujer
así tomados, de uno en uno
son como polvo, no son nada.
Pero yo cuando te hablo a ti
cuando te escribo estas palabras
pienso también en otra gente.
Tu destino está en los demás
tu futuro es tu propia vida
tu dignidad es la de todos.
Otros esperan que resistas
que les ayude tu alegría
tu canción entre sus canciones.
Entonces siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti
como ahora pienso.
Nunca te entregues ni te apartes
junto al camino, nunca digas
no puedo más y aquí me quedo.
La vida es bella, tú verás
como a pesar de los pesares
tendrás amor, tendrás amigos.
Por lo demás no hay elección
y este mundo tal como es
será todo tu patrimonio.
Perdóname no sé decirte
nada más pero tú comprende
que yo aún estoy en el camino.
Y siempre siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso.
José Agustín Goytisolo, 1992
domingo, 24 de noviembre de 2019
sábado, 23 de noviembre de 2019
Karmelo C. Iribarren, Los sueños
Lo fueron todo
y ya los ves
ahora,
abatidos por los días
iguales,
como pasquines en los charcos.
Vivir
se reduce
a esquivarlos.
y ya los ves
ahora,
abatidos por los días
iguales,
como pasquines en los charcos.
Vivir
se reduce
a esquivarlos.
viernes, 22 de noviembre de 2019
martes, 19 de noviembre de 2019
viernes, 15 de noviembre de 2019
Nacho Vegas - Cómo hacer crac (directo)
Cada mañana te despierta la sensación
De que hay alguien gritando a tu lado
Pero estás solo en la habitación
Desayunas leyendo la prensa
Para saber lo que hay que pensar
Lees tu horóscopo, eres Capricornio
Te entra el pánico y bajas al bar
De que hay alguien gritando a tu lado
Pero estás solo en la habitación
Desayunas leyendo la prensa
Para saber lo que hay que pensar
Lees tu horóscopo, eres Capricornio
Te entra el pánico y bajas al bar
Y hay una camarera colombiana
Pero ella nunca ha reparado en ti
No lo intentes, regresa a casa
Tal vez te sientas seguro allí
Pero ella nunca ha reparado en ti
No lo intentes, regresa a casa
Tal vez te sientas seguro allí
Pero en la tele dan la muerte violenta
De alguien molesto para la sociedad
Y el presentador hace una mueca
Abre la boca y solo suena un crac
Abre la boca y solo suena un crac
De alguien molesto para la sociedad
Y el presentador hace una mueca
Abre la boca y solo suena un crac
Abre la boca y solo suena un crac
Y cae la tarde
Y te atreves a volver a salir
Compras pan de Bimbo y dos yogures
En el Mercadona de Pumarín
Y oyes voces justo al otro lado
Es una fiesta que hay en un café
Te informan de que han desarticulado
A la cúpula de la CEOE
Y te atreves a volver a salir
Compras pan de Bimbo y dos yogures
En el Mercadona de Pumarín
Y oyes voces justo al otro lado
Es una fiesta que hay en un café
Te informan de que han desarticulado
A la cúpula de la CEOE
Y de que solo habrá un nuevo principio
Una vez consumado el fin
Y una niña susurra a tu oído
Que han desahuciado a la familia Botín
Una vez consumado el fin
Y una niña susurra a tu oído
Que han desahuciado a la familia Botín
Y que han cambiado el significado
De algunos verbos como "disfrutar"
Y en la calle se hace un gran silencio
Pero si escuchas bien oirás un crac
En toda España solo suena un crac
En occidente solo se oye un crac
De algunos verbos como "disfrutar"
Y en la calle se hace un gran silencio
Pero si escuchas bien oirás un crac
En toda España solo suena un crac
En occidente solo se oye un crac
Y si esto no es un fin
Si esto no, no, no, no es el fin (En Avilés solo se oye un crac)
Si esto no, no, no es un final (En Albacete solo se oye un crac)
Entonces es la bomba que va a
estallar (En Cudillero solo se oye un crac)
Es una bomba y va a estallar (En Benidorm solo se oye un crac)
Es la bomba que va a estallar (En Calahorra solo se oye un crac)
Si esto no, no, no, no es el fin (En Avilés solo se oye un crac)
Si esto no, no, no es un final (En Albacete solo se oye un crac)
Entonces es la bomba que va a
estallar (En Cudillero solo se oye un crac)
Es una bomba y va a estallar (En Benidorm solo se oye un crac)
Es la bomba que va a estallar (En Calahorra solo se oye un crac)
Y en la tele dan la muerte lenta
De algún experto en el mundo global
Y oyes el timbre y al abrir la puerta
Hay una multitud haciendo crac
Una multitud haciendo crac
De algún experto en el mundo global
Y oyes el timbre y al abrir la puerta
Hay una multitud haciendo crac
Una multitud haciendo crac
miércoles, 6 de noviembre de 2019
Ángel González, porvenir
Te llaman porvenir
porque no vienes nunca.
Te llaman: porvenir,
y esperan que tú llegues
como un animal manso
a comer en su mano.
Pero tú permaneces
más allá de las horas,
agazapado no se sabe dónde.
... Mañana!
Y mañana será otro día tranquilo
un día como hoy, jueves o martes,
cualquier cosa y no eso
que esperamos aún, todavía, siempre.
porque no vienes nunca.
Te llaman: porvenir,
y esperan que tú llegues
como un animal manso
a comer en su mano.
Pero tú permaneces
más allá de las horas,
agazapado no se sabe dónde.
... Mañana!
Y mañana será otro día tranquilo
un día como hoy, jueves o martes,
cualquier cosa y no eso
que esperamos aún, todavía, siempre.
viernes, 1 de noviembre de 2019
lunes, 28 de octubre de 2019
domingo, 27 de octubre de 2019
Abraham Boba en Radio 3 (Completo)
1. Otra Canción De Amor.
2. Así Se Vive Aquí.
3. Cosas Que Duelen.
4. La Vigilia,
5. Podría Haber Sido Peor.
6. Basura Madura.
7.La Educación.
domingo, 20 de octubre de 2019
miércoles, 16 de octubre de 2019
domingo, 13 de octubre de 2019
Domingo por la tarde
El domingo tiene mucho de filósofo pesimista, es raro un domingo al que no se le afloje la sonrisa conforme cae la tarde. Esto es bastante lógico si se piensa entre quiénes tiene que sobrevivir, nada menos que el sábado y el lunes. Dos extremistas, cada uno a su estilo.
*
Karmelo C. Iribarren Diario de K
lunes, 23 de septiembre de 2019
León Benavente - Como lo piedra que flota
Paso la tarde a solas
Hago cortinas de humo
Pienso: qué viejo es el mundo
(Pienso: el mundo está viejo)
Hago cortinas de humo
Pienso: qué viejo es el mundo
(Pienso: el mundo está viejo)
Salgo a la calle gritando
Salgo y no sé cuándo vuelvo
Me siento como Fred Astaire
Clavando el talón sobre el cemento
Salgo y no sé cuándo vuelvo
Me siento como Fred Astaire
Clavando el talón sobre el cemento
Soy una piedra que flota
Soy una piedra que flota
Soy como la piedra que flota
Como el silencio entre gotas
Soy una piedra que flota
Soy como la piedra que flota
Como el silencio entre gotas
Y veo este pelo tan blanco
Como hecho de plata madeja
Plata, pa' ti, para mí
Ceniza después del incendio
Como hecho de plata madeja
Plata, pa' ti, para mí
Ceniza después del incendio
Cuando me acerco a ti
Me acerco a un universo
Hecho con flores de cactus
Sobre la arena en la playa de Barra
Me acerco a un universo
Hecho con flores de cactus
Sobre la arena en la playa de Barra
Vamos a volvernos locos
Vamos a volvernos locos
Sí, como la piedra que flota
Como la piedra que flota
Vamos a volvernos locos
Sí, como la piedra que flota
Como la piedra que flota
Estás conmigo en esto
Que esto no sé hacerlo solo
Salir a salvo de todo este lío
Es cuestión de suerte
Que esto no sé hacerlo solo
Salir a salvo de todo este lío
Es cuestión de suerte
De dar un golpe fuerte
De visitar la niebla
De aprovechar las horas que nos queden
Hasta la muerte
De visitar la niebla
De aprovechar las horas que nos queden
Hasta la muerte
Abriendo las ventanas
Echando abajo las puertas
En la noche oscura recordaré
Cuando bailábamos con todas nuestras fuerzas
Echando abajo las puertas
En la noche oscura recordaré
Cuando bailábamos con todas nuestras fuerzas
Ah-ah, mmh
Ah-ah, mmh
Ah-ah, mmh
Cuento mis pasos al cielo
Y desde aquí me siento alto
Mi único plan consiste en sobrevivir
Eso yo lo comparto
Y desde aquí me siento alto
Mi único plan consiste en sobrevivir
Eso yo lo comparto
Y cuando te acercas a mí
Tiembla todo mi cuerpo
Toda la vida estudiando
Para llegar (Ay) A comprenderlo
Tiembla todo mi cuerpo
Toda la vida estudiando
Para llegar (Ay) A comprenderlo
Soy una piedra flotando
Entre las flores y el fango
Soy como la piedra que flota
Como la piedra que flota
Entre las flores y el fango
Soy como la piedra que flota
Como la piedra que flota
Me entrego a la corriente
Que renueva mi energía
Me dejo arrastrar por la alegría
Y sé que tendré suerte
Que renueva mi energía
Me dejo arrastrar por la alegría
Y sé que tendré suerte
De dar un golpe fuerte
De visitar la niebla
De aprovechar el tiempo que nos quede
Hasta la muerte
De visitar la niebla
De aprovechar el tiempo que nos quede
Hasta la muerte
Abriendo las ventanas
Abriendo toda mi mente
En la noche oscura recordaré
Cuando bailábamos...
Abriendo toda mi mente
En la noche oscura recordaré
Cuando bailábamos...
¿Acaso hay algo mejor?
¿Acaso hay algo mejor?
¿Acaso hay algo mejor?
¿Acaso hay algo mejor?
¿Existe algo mejor?
¿Acaso hay algo más bello
Que la electricidad cuando atraviesa nuestro cuerpo?
¿Existe algo mejor?
¿Acaso hay algo más bello
Que la electricidad cuando atraviesa nuestro cuerpo?
Como una piedra flotando
Entre las flores y el fango
Entre las flores y el fango
Bailo con todas mis fuerzas
Bailo con todas mis fuerzas
Bailo con todas mis fuerzas
Bailo con todas mis fuerzas
Bailo con todas mis fuerzas
Bailo con todas mis fuerzas
Bailo con todas mis fuerzas
Bailo con todas mis fuerzas
viernes, 20 de septiembre de 2019
jueves, 25 de julio de 2019
Karmelo C. Iribarren, Más allá de la lírica
Si pudiera
trasladar al papel lo que me dicta
ahora mismo la gracia de tu cuerpo
avanzando por la arena
hacia las olas,
y fuese
un poeta romántico al viejo estilo
en lugar de este ser de las cavernas
que al verte
sólo puede rugir,
te escribiría el poema de amor
que te mereces
y no estas sucias palabras de deseo
que sólo dicen la verdad.
Mientras me alejo
Colección Visor de Poesía
trasladar al papel lo que me dicta
ahora mismo la gracia de tu cuerpo
avanzando por la arena
hacia las olas,
y fuese
un poeta romántico al viejo estilo
en lugar de este ser de las cavernas
que al verte
sólo puede rugir,
te escribiría el poema de amor
que te mereces
y no estas sucias palabras de deseo
que sólo dicen la verdad.
Mientras me alejo
Colección Visor de Poesía
domingo, 14 de julio de 2019
viernes, 12 de julio de 2019
jueves, 11 de julio de 2019
martes, 2 de julio de 2019
domingo, 30 de junio de 2019
Rafael R. Valcárcel: Epidopmac.
Cientos de parejas aguardan su turno. Da gusto verlas porque no son comunes. Es evidente que se aman. Y no porque vayan de la mano o se miren con ternura, sino porque sería absurdo estar de pie tantas horas si no portasen las pruebas que lo acreditan. El letrero, donde inicia la fila, anuncia: “Pagamos 20 gramos de oro por mariposa”.
Se sabe que el método es indoloro y que cada estómago enamorado alberga entre 10 y 15 especímenes. Además, el intervenido puede generar nuevas mariposas al cabo de una semana. Sin embargo, existe un inconveniente. Con frecuencia, sólo uno de la pareja las porta, demostrándose que no es correspondido. El drama es inevitable.
Los detractores del doctor Lorca, inventor del Lepidopmac (aparato para cazarlas), lo tildan de “anti-romántico”. Unos, por ponerle precio a los sentimientos más nobles. Otros, por llevar al abismo a tantas parejas correctamente constituidas. Ni los oye. No hay tiempo. Su amada aguarda la sentencia. Cuando el número de mariposas iguale al de personas, Lorca las soltará. Confía en que nadie querrá sostener un fusil.
sábado, 22 de junio de 2019
domingo, 16 de junio de 2019
domingo, 9 de junio de 2019
miércoles, 5 de junio de 2019
Quique González & Los Detectives - Charo (Live)
Charo
No sé lo que viste en mí
Me fumo el verano en la 634
Son días así
Charo
¿aún sigues viviendo aquí?
Me hubiera pegado con todos
Por ti
Charo
No sé lo que viste en mí
He pensado en llamarte al pasar
La Asturiana de zinc
Claro
Te acuerdas de mí por fin
Trabajo en el Shadows
Ahuyento a los gallos
Escucho a los Kinks
Vamos
Es tarde para decir
No sé si lo hubiera logrado
Sin ti
Claro
Te acuerdas de mí por fin
He pensado en llamarte mil veces
Ya sabes que sí
Si tienes prisa
Si se te hace raro
Vete de aquí
Si vas con los cristales empañados
¿cuándo vienes a por mí?
Charo
No sé lo que viste en mí
He pensado en llamarte mil veces
Ya sabes que sí
No sé lo que viste en mí
Me fumo el verano en la 634
Son días así
Charo
¿aún sigues viviendo aquí?
Me hubiera pegado con todos
Por ti
Charo
No sé lo que viste en mí
He pensado en llamarte al pasar
La Asturiana de zinc
Claro
Te acuerdas de mí por fin
Trabajo en el Shadows
Ahuyento a los gallos
Escucho a los Kinks
Vamos
Es tarde para decir
No sé si lo hubiera logrado
Sin ti
Claro
Te acuerdas de mí por fin
He pensado en llamarte mil veces
Ya sabes que sí
Si tienes prisa
Si se te hace raro
Vete de aquí
Si vas con los cristales empañados
¿cuándo vienes a por mí?
Charo
No sé lo que viste en mí
He pensado en llamarte mil veces
Ya sabes que sí
Luis Alberto de Cuenca, Tu musa
de que lo pasa bien cuando sale contigo.
Llévala a casa luego, sírvele un par de copas
y, en un momento dado, mordisquéale el cuello.
Unas veces querrá pasar al dormitorio,
otras alegará una indisposición
y otras te contará su vida por entregas.
Muéstrale en cada caso la dosis de cariño
que te pidan sus ojos. Sé generoso siempre.
Trata de conservarla como sea a tu lado.
Sin ella, sin tu musa, no eres nadie, poeta.
Luis Alberto de Cuenca
Por fuertes y fronteras (1994)
martes, 4 de junio de 2019
domingo, 2 de junio de 2019
Julio Cortázar, Rayuela (103)
Tampoco Pola hubiera comprendido por qué de noche él retenía el aliento
para escucharla dormir, espiando los rumores de su cuerpo. Boca arriba,
colmada, alentaba pesadamente y apenas si alguna vez, desde algún sueño
incierto, agitaba una mano o soplaba alzando el labio inferior y proyectando el
aire contra la nariz. Horacio se mantenía inmóvil, la cabeza un poco levantada o
apoyada en el puño, el cigarrillo colgando. A las tres de la mañana la rue
Dauphine callaba, la respiración de Pola iba y venía, entonces había como un
leve corrimiento, un menudo torbellino instantáneo, un agitarse interior como de
segunda vida, Oliveira se enderezaba lentamente y acercaba la oreja a la piel
desnuda, se apoyaba contra el curvo tambor tenso y tibio, escuchaba. Rumores,
descensos y caídas, ludiones y murmullos, andar de cangrejos y babosas, un
mundo negro y apagado deslizándose sobre felpa, estallando aquí y allá y
disimulándose otra vez (Pola suspiraba, se movía un poco). Un cosmos líquido,
fluido, en gestación nocturna, plasma subiendo y bajando, la máquina opaca y
lenta moviéndose a desgano, y de pronto un chirrido, una carrera vertiginosa
casi contra la piel, una fuga y un gorgoteo de contención o de filtro, el vientre de
Pola un cielo negro con estrellas gordas y pausadas, cometas fulgurantes, rodar
de inmensos planetas vociferantes, el mar con un plancton de susurro, sus
murmuradas medusas, Pola microcosmo, Pola resumen de la noche universal en
su pequeña noche fermentada donde el yoghourt y el vino blanco se mezclaban
con la carne y las legumbres, centro de una química infinitamente rica y
misteriosa y remota y contigua.
Leiva, Costa de Oaxaca
Si algún día me pierdo Búscame en Mazunte, Costa de Oaxaca No me sufras, maquita, te llevo clavadita en el alma Me descubro pensando en mi viejo Cada día un ratito me pasa Cuando siento el pellizco con un mezcalito se calma Si me dieron por muerto déjales que brinden y hagan sus plegarias No les falta razón, yo lo pienso, aunque sea en voz baja Si me dejas te cuento un secreto, me he pedido tu lado en la cama y pinté media luna en el techo como hacía mi hermana Como hacía mi hermana Voy a tumbarme sobre la maleza y mirar cómo las horas pasan A buscar un halo de firmeza y de calma No, yo no tengo tu naturaleza y he empezado 400 cartas Aquí todo, y aunque no lo parezca, avanza. Si me dejas te cuento un secreto, no me atrevo a agarrar la guitarra la otra noche escribí una canción que no hablaba de nada, que no hablaba de nada. Voy a tumbarme sobre la maleza y mirar cómo las horas pasan A buscar un halo de firmeza y de calma No, yo no tengo tu naturaleza y he empezado 400 cartas Aquí todo, y aunque no lo parezca, avanza.
miércoles, 29 de mayo de 2019
Vetusta Morla, 23 de junio (Vídeo oficial)
Vídeo oficial de la canción “23 de Junio” de Vetusta Morla perteneciente al álbum “Mismo Sitio, Distinto Lugar”. El vídeo, dirigido por Paula Ortiz, está protagonizado por Álvaro Morte, Verónika Moral y Vetusta Morla.
Antes del frío, levanta las velas. Guarda en tu falda los granos de arroz y haz ceremonias de luna llena. Antes del frío, lánzamelos. Cuida este vals que tenemos en vena. Cuida del baile y riega el salón. Lleva la barca hasta la albufera y pon el verano en un mostrador. Y que San Juan no nos queme en su hoguera cuando descubra quién la saltó. Deja el equipaje en la ribera para verte como quieres que te vea. Deja el equipaje en la ribera y quémalo. Haz que este baile merezca la pena, yo haré lo propio con esta canción. Y si al final no hay más que comedia, deja que el río nos lleve a los dos. Y que San Juan no nos queme en su hoguera, ni haga de esto un negocio menor. Cruza los dedos por mí y antes de que vuelva a mirar, busca el viento a favor. Y deja el equipaje en la ribera para verte como quieres que te vea. Sabes que todo está bien, no hay error. Deja el equipaje en la ribera para verme como quiero que me veas. Lánzate al agua otra vez, aquí espero yo. Deja el equipaje en la ribera, no te sirve cuando cruzas la frontera. Todo está en regla esta vez, no hay error. Deja el equipaje en la ribera, para verte como quieres que te vea. Deja el equipaje en la ribera y quémalo.
martes, 28 de mayo de 2019
Supersubmarina, Para dormir cuando no estés
En un viaje a un mundo
por países de los que no sé volver
lo encontré oculto sin querer
Me contó secretos sobre cosas
que no podrías creer
Me condujo hasta las puertas del saber
Me contó la forma de abrazarte
y que no me queme la piel
Y me explicó el secreto
para dormir cuando no estés
Y ahora si no tengo miedo
creo que es porque lo he entendido bien
Ya sé lo que tengo que hacer
Tengo que alejarme de los monstruos
que no me han dejado ver
Y tengo que romperme en mil pedazos
otra vez, otra vez, otra vez...
para dormir cuando no estés
Tengo que alejarme de los monstruos
que no me han dejado ver
Y tengo que romperme en mil pedazos
otra vez, otra vez, otra vez... para dormir cuando no estés
viernes, 17 de mayo de 2019
Vetusta Morla, Los buenos
Los Buenos (Guillermo Galván)
Las ganas de inventar y una tiza al cielo,
marcarán la frontera de mi razón.
Y un arsenal de paciencia y celos
nos recuerdan: las chicas no pagan dinero.
Y a la vez que lo sagrado siempre es pequeño
tus fantasmas me pueden resucitar.
Mi colección de angelitos negros
nos recuerdan: tenemos lo que merecemos.
Lo sé porque muchos ya se fueron
y hoy sigo sus pasos al caminar.
Y aquí tú y yo, solo quedamos los buenos,
nadie nos enseña donde parar.
No te asuste el desgastarme, soy eterno,
y esas manos tan puras como el coral.
ya llegará lo del cementerio
y solo entonces lo mismo será que no serlo
Lo sé porque muchos ya se fueron
y hoy sigo sus pasos al caminar
Y aquí tú y yo, solo quedamos los buenos,
nadie nos enseña donde parar.
sábado, 11 de mayo de 2019
Luis García Montero, Dedicatoria
Si alguna vez la vida te maltrata,
acuérdate de mí,
que no puede cansarse de esperar
aquel que no se cansa de mirarte.
acuérdate de mí,
que no puede cansarse de esperar
aquel que no se cansa de mirarte.
Luis Cernuda, He venido para ver.
He venido para ver semblantes
Amables como viejas escobas,
He venido para ver las sombras
Que desde lejos me sonríen.
He venido para ver los muros
En el suelo o en pie indistintamente,
He venido para ver las cosas,
Las cosas soñolientas por aquí.
He venido para ver los mares
Dormidos en cestillo italiano,
He venido para ver las puertas,
El trabajo, los tejados, las virtudes
De color amarillo ya caduco.
He venido para ver la muerte
Y su graciosa red de cazar mariposas,
He venido para esperarte
Con los brazos un tanto en el aire,
He venido no sé por qué;
Un día abrí los ojos: he venido.
Por ello quiero saludar sin insistencia
A tantas cosas más que amables:
Los amigos de color celeste,
Los días de color variable,
La libertad del color de mis ojos;
Los niñitos de seda tan clara,
Los entierros aburridos como piedras,
La seguridad, ese insecto
Que anida en los volantes de la luz.
Adiós, dulces amantes invisibles,
Siento no haber dormido en vuestros brazos.
Vine por esos besos solamente;
Guardad los labios por si vuelvo.
Amables como viejas escobas,
He venido para ver las sombras
Que desde lejos me sonríen.
He venido para ver los muros
En el suelo o en pie indistintamente,
He venido para ver las cosas,
Las cosas soñolientas por aquí.
He venido para ver los mares
Dormidos en cestillo italiano,
He venido para ver las puertas,
El trabajo, los tejados, las virtudes
De color amarillo ya caduco.
He venido para ver la muerte
Y su graciosa red de cazar mariposas,
He venido para esperarte
Con los brazos un tanto en el aire,
He venido no sé por qué;
Un día abrí los ojos: he venido.
Por ello quiero saludar sin insistencia
A tantas cosas más que amables:
Los amigos de color celeste,
Los días de color variable,
La libertad del color de mis ojos;
Los niñitos de seda tan clara,
Los entierros aburridos como piedras,
La seguridad, ese insecto
Que anida en los volantes de la luz.
Adiós, dulces amantes invisibles,
Siento no haber dormido en vuestros brazos.
Vine por esos besos solamente;
Guardad los labios por si vuelvo.
martes, 7 de mayo de 2019
Luis García Montero, Las palabras rotas (extracto del libro que se publica el 9 de mayo)
infoLibre publica un extracto de Las palabras rotas, el último libro del escritor Luis García Montero, que publica la editorial Alfaguara el 9 de mayo. En este nuevo volumen, el poeta y director del Instituto Cervantes recoge artículos —algunos de ellos publicados en la columna semanal que mantiene en este periódico— y conferencias ligados por una temática común: la preocupación por la perversión del lenguaje y por la capacidad de las propias palabras y quienes la usan para revertirlo. "Para empezar a actuar", escribe, "en nuestra cocina o en la calle, debemos recuperar las palabras rotas por los poderes salvajes".
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Verdad
Cualquier reflexión sobre el sentido de la poesía nos devuelve al famoso aforismo que estaba escrito en el templo de Delfos consagrado a Apolo: «Conócete a ti mismo». El ejercicio de conocimiento que supone la poesía es inseparable de un ejercicio de conciencia, un detenido interrogatorio sobre el yo, o sobre la mismidad, o sobre los procesos que nos constituyen como individuos.
Se trata de darse tiempo, de darse a uno mismo una oportunidad cuando parece que el conocimiento no puede dar más de sí. La emoción poética en la lectura y en la escritura permite vivir por un momento la armonía del mundo exterior (casi siempre hostil) y el mundo interior (casi siempre necesitado de salir de sí mismo para habitar la realidad). Nos emociona aquello que pone de acuerdo por unos instantes nuestra intimidad con las realidades que vivimos, ya sea en la alegría o en la tristeza. Las palabras adquieren así el valor de la tierra, de la lluvia recién caída, de la luz sobre la piel. Conseguimos vivirnos como verdad, ésa es la tarea del poema.
Pero si decidimos seguir por este camino, tenemos que ser muy precavidos con la palabra verdad. Está, y con razón, muy desacreditada porque todas las formas de poder han buscado legitimarse en la fundación de unas verdades que se han impuesto como valor natural, sentido común y dinámica de que la realidad debe ser así, es así y no puede ser de otra manera. El pensamiento contemporáneo se ha edificado como una sistemática y necesaria puesta en duda de la verdad. Marx, Freud, Nietzsche, el feminismo, el anticolonialismo han necesitado abrir el mundo con sus sospechas de lo que se esconde en la moral y en la verdad. La conformidad y la disidencia ante las verdades esenciales han de pendido mucho de los lugares ocupados en la jerarquía de la sociedad. La palabra poética enseña a dudar hasta de las cosas que merecen confianza, incluso de las cosas que
merecen ser tomadas por verdaderas, pero es que con mucha frecuencia se tiende a confundir los intereses del poder con la objetividad.
De manera que tenemos que ser prudentes con la palabra verdad y, si queremos rescatarla, debemos estar muy precavidos. Poeta precavido vale por dos, es decir, poeta desdoblado en dos para tomar distancia de sí mismo en el esfuerzo de cumplir con Delfos: «Conócete a ti mismo».
Quien quiera acercarse a la palabra verdad no debe sentir se nunca en posesión de la verdad, sino procurar no mentirse, no acordar mentiras. Ya no basta sólo con oponerse a los dogmas; resulta necesario cuestionar lo que respiramos como sentido común. Y para eso es importante dedicarse tiempo, un bien muy escaso y muy desacreditado en una época que naturaliza —y cada vez de forma más acelerada— que el tiempo es una mercancía desechable. Hacerse dueño del tiempo requerido para preguntar y pensarnos, aprender a esperar al margen de los dogmas y los poderosos medios de control de las conciencias, es el primer requisito para volver a confiar
en la palabra verdad.
La verdad poética no es un dogma, ni una consigna, sino una experiencia pensada de vida. El pensamiento que no cree en verdades esenciales exige la honestidad de no asumir ninguna consigna por encima de la propia conciencia. El poeta que se toma el tiempo necesario para elegir palabras, matices, perspectivas, toma en serio su propio yo, el deseo de hacerse dueño de su tiempo, su conocimiento y sus opiniones.
Es un acto de responsabilidad. Recordemos a Larra: «El corazón del hombre necesita creer en algo, y cree mentiras cuando no encuentra verdades que creer». El desprestigio de la verdad, el fin de los relatos en el pensamiento neoliberal, no sólo alimenta el cinismo del todo vale, nada tiene importancia, nada se puede arreglar, sino también el dominio de las mentiras. El tiempo de la esperanza es proclive a las falsas promesas, pero la falta de esperanza nutre la mentira gobernante, como algo que no se puede cuestionar, y el cinismo que se desprende del ejercicio de su conciencia. Hay que mantenerse a resguardo de quien sospecha de la verdad sin ofrecer una alternativa de emancipación ante el poder. La crítica de lo que hay es muy limitada si no abre camino hacia otro horizonte. La verdad es también un compromiso ético de buscar la verdad. Una decisión: la verdad como búsqueda, la verdad como experiencia compartida con el otro, como proceso de descubrimiento y de respuesta, como voluntad de memoria de lo vivido. Ésta es la raíz de la escritura poética.
Imagino un paseo a la orilla del mar. El caminar solitario se siente hermanado con la naturaleza en el atardecer, el tiempo minucioso en el que los estados de ánimo se equilibran con el exterior. Los pasos tienen la lentitud de la conciencia que no quiere sentirse homologada.
El dogmatismo es la prisa de las ideas
Aquí junto a las dunas y los pinos,
mientras la tarde cae
en esta hora larga de belleza en el cielo
y hago mío sin prisa
el rojo libre de la luz,
pienso que soy el dueño del minuto que falta
para que el sol repose bajo el mar.
Ésa es mi razón, mi patrimonio,
después de tanta orilla
y de tanto horizonte,
ser el dueño del último minuto,
del minuto que falta para decir que sí,
para decir que no,
para llegar después al otro lado
de todo lo que afirmo y lo que niego.
Ésa es mi razón
contra las frases hechas y el mañana,
mientras la tarde cae por amor a la vida,
y nada es por supuesto ni absoluto,
y el agua que deshace los periódicos
arrastra las palabras como peces de plata,
como espuma de ola
que sube y se matiza
dentro del corazón.
Aquí junto a las dunas y los pinos,
capitán de los barcos que cruzan mi mirada,
prometo no olvidar las cosas que me importan.
Tiempo para ser dueño del minuto que falta.
Pido el tiempo que roban las consignas
porque la prisa va con pies de plomo
y no deja pensar,
oír el canto de los mirlos,
sentir la piel,
ese único dogma del abrazo,
mi única razón, mi patrimonio.
domingo, 5 de mayo de 2019
domingo, 28 de abril de 2019
miércoles, 24 de abril de 2019
Karmelo C. Iribarren, Las ciudades
Me gustan las ciudades, sus plazas,
sus calles, sus esquinas,
sentarme en la terraza de un bar
con un café delante
y dejar que pase el tiempo,
sin hacer nada, sin prisa,
observando esto y aquello,
y luego ir a alguna librería y revolver
un poco en los estantes,
y si hay río cruzar el puente
y repetir la misma operación al otro lado.
Me gusta estar solo entre la gente,
no ser nadie, no tener que ir a ningún sitio
pero poder ir a todos.
Me gusta la primera vez que me asomo
al espejo del baño del hotel,
ese momento de suspense,
recién llegado, cuando
no sabes si va a aparecer tu rostro
o el del último huésped, atrapado aún
en la memoria del azogue.
Me gustan los parques y los ríos
urbanos, pasear por ellos, a su lado,
especialmente en otoño.
Me gustan las ciudades, sí: andar,
mirar, vivir, enamorarme
de esa mujer del vestido rojo…
sus calles, sus esquinas,
sentarme en la terraza de un bar
con un café delante
y dejar que pase el tiempo,
sin hacer nada, sin prisa,
observando esto y aquello,
y luego ir a alguna librería y revolver
un poco en los estantes,
y si hay río cruzar el puente
y repetir la misma operación al otro lado.
Me gusta estar solo entre la gente,
no ser nadie, no tener que ir a ningún sitio
pero poder ir a todos.
Me gusta la primera vez que me asomo
al espejo del baño del hotel,
ese momento de suspense,
recién llegado, cuando
no sabes si va a aparecer tu rostro
o el del último huésped, atrapado aún
en la memoria del azogue.
Me gustan los parques y los ríos
urbanos, pasear por ellos, a su lado,
especialmente en otoño.
Me gustan las ciudades, sí: andar,
mirar, vivir, enamorarme
de esa mujer del vestido rojo…
José Hierro, Destino alegre
Nos han abandonado en medio del camino.
Entre la luz íbamos ciegos.
Somos aves de paso, nubes altas de estío,
vagabundos eternos.
Mala gente que pasa cantando por los campos.
Aunque el camino es áspero y son duros los tiempos,
cantamos con el alma. Y no hay un hombre solo
que comprenda la viva razón del canto nuestro.
Vivimos y morimos muertes y vidas de otros.
Sobre nuestras espaldas pesan mucho los muertos.
Su hondo grito nos pide que muramos un poco,
como murieron todos ellos,
que vivamos deprisa, quemando locamente
la vida que ellos no vivieron.
Ríos furiosos, ríos turbios, ríos veloces,
(Pero nadie nos mide lo hondo, sino lo estrecho.)
Mordemos las orillas, derribamos los puentes.
Dicen que vamos ciegos.
Pero vivimos. Llevan nuestras aguas la esencia
de las muertes y vidas de vivos y de muertos.
Ya veis si es bien alegre saber a ciencia cierta
que hemos nacido para esto.
De Tierra sin nosotros (1947)
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