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martes, 30 de octubre de 2018

Iceage - Catch It

HOMBRE QUE MIRA A TRAVÉS DE LA NIEBLA

HOMBRE QUE MIRA A TRAVÉS DE LA NIEBLA

Me cuesta como nunca
nombrar los árboles y las ventanas
y también el futuro y el dolor
el campanario está invisible y mudo
pero si se expresara
sus tañidos
serían de un fantasma melancólico

la esquina pierde su ángulo filoso
nadie diría que la crueldad existe

la sangre mártir es apenas
una pálida mancha de rencor

cómo cambian las cosas
en la niebla

los voraces no son
más que pobres seguros de sí mismos
los sádicos son colmos de ironía
los soberbios son proas
de algún coraje ajeno
los humildes en cambio no se ven

pero yo sé quién es quién
detrás de ese telón de incertidumbre
sé dónde está el abismo
sé dónde no está dios
sé dónde está la muerte
sé dónde no estás tú

la niebla no es olvido
sino postergación anticipada

ojalá que la espera
no desgaste mis sueños
ojalá que la niebla
no llegue a mis pulmones
y que vos muchachita
emerjas de ella
como un lindo recuerdo
que se convierte en rostro

y yo sepa por fin
que dejas para siempre
la espesura de ese aire maldito
cuando tus ojos encuentren y celebren
mi bienvenida que no tiene pausas.

Mario Benedetti

lunes, 29 de octubre de 2018

Luis Alberto de Cuenca, "Estoy aquí"

Estoy aquí, mi amor, estoy aquí
velando tus naufragios en las noches
en que nadie responde, en las heladas
madrugadas vacías, en las tardes
de desesperación y de locura.
Pon en duda si quieres, que la Tierra
gire en el desdoblado precipicio
del espacio infinito alrededor
del sol, o que los astros sean fuego,
o que el amargo río de la vida
desemboque en la muerte. Pero nunca
dudes de que, en la fiebre del fracaso
o en la sed de la angustia, en el abismo
de la ansiedad y del desasosiego,
estoy aquí, amor mio, estoy aquí.

Aunque tu no me veas ni me oigas.


(De "Sin miedo ni esperanza", 2002)


domingo, 28 de octubre de 2018

Apariciones

¡Mi Eugenia, sí, la mía -iba diciéndose-, esta que me estoy forjando a solas, y no la otra, no la de carne y hueso, no la que vi cruzar por la puerta de mi casa, aparición fortuita, no la de la portera! ¿Aparición fortuita? ¿Y qué aparición no lo es? ¿Cuál es la lógica de las apariciones? La de la sucesión de estas figuras que forman las nubes de humo del cigarro. ¡El azar! El azar es el íntimo ritmo del mundo, el azar es el alma de la poesía. ¡Ah, mi azarosa Eugenia! Esta mi vieja. mansa, rutinaria, humilde, es una oda píndárica tejida con las mil pequeñeces de lo cotidiano. ¡Lo cotidiano! ¡El pan nuestro de cada día, dáhosle hoy! Dame, Señor, las mil menudencias de cada día. Los hombres no sucumbimos a las grandes penas ni a las grandes alegrías, y es porque esas penas y esas alegrías vienen embozadas en una inmensa niebla de pequeños incidentes. Y la vida es esto, la niebla. La vida es una nebulosa. Ahora surge de ella Eugenia. ¿Y quién es Eugenia? Ah, caigo en la cuenta de que hace tiempo la andaba buscando. Y mientras yo la buscaba ella me ha salido al paso. ¿No es esto acaso encontrar algo? Cuando uno descubre una aparición que buscaba, ¿no es que la aparición, compadecida de su busca, se le viene al encuentro? ¿No salió la América a buscar a Colón? ¿No ha venido Eugenia a buscarme a mí? ¡Eugenia! ¡Eugenia! ¡Eugenia!

Miguel de Unamuno, Niebla, 1914 (Capítulo 2)



Aparición

Vagaba yo perdido en mis miserias
–ínfima parte de las mezquindades
y estrecheces del mundo– cuando tú
apareciste, y de repente todo
lo que nos rodeaba se borró,
como en una película romántica,
y vi que había estrellas en tus labios
centelleando sin cesar, y supe
que me obsequiabas ese firmamento
sin pedir nada a cambio, y que en tu gloria
había sitio para mi tristeza.
De modo que instalé en tu corazón
mi tienda de campaña, y tú cerraste
con llave las ventanas de tu pecho,
y nos quedamos a vivir allí,
calentitos, felices.


Luis Alberto de Cuenca
(La vida en llamas, 2006)




El amor difícil
Quizá tú no me viste,
quizá nadie me viese tan perdido,
tan frío en esta esquina. Pero el viento
pensó que yo era piedra
y quiso con mi cuerpo deshacerse.

Si pudiera encontrarte,
quizá, si te encontrase, yo sabría
explicarme contigo.

Pero bares abiertos y cerrados,
calles de noche y día,
estaciones sin público,
barrios enteros con su gente, luces,
teléfonos, pasillos y esta esquina,
nada saben de ti.

Y cuando el viento quiere destruirse
me busca por la puerta de tu  casa.

Yo le repito al viento
que si al fin te encontrase,
que si tú aparecieses, yo sabría
explicarme contigo. 

Luis García Montero Habitaciones separadas (Visor, 1994)



viernes, 26 de octubre de 2018

Vetusta Morla, Los días raros

Ábrelos, ábrelos despacio,
di qué ves, dime qué ves
si hay algo.
Un manantial breve y fugaz
entre las manos.
Toca afinar, definir el trazo,
sintonizar, reagrupar pedazos
de mi colección de medallas
y de arañazos.
Ya está aquí, quien lo vio
bailar como un lazo en un ventilador,
quién iba a decir, que sin carbón
no hay reyes magos.

Aún quedan vicios por perfeccionar
en los días raros.
Nos destaparemos en la intimidad
con la punta del zapato.

Ya está aquí, quién lo vio
bailar como un lazo en un ventilador.
Quién iba a decir, que sin borrón
no hay trato.
El futuro se vistió
con el traje nuevo del emperador.
Quién iba a decir que sin carbón
no hay reyes magos.

Nos quedan muchos más
regalos por abrir,
monedas que al girar
descubran un perfil.
Y empieza el celofán
y acaba en eco.

miércoles, 24 de octubre de 2018

Lewis Carroll, Alicia en el País de las Maravillas (VI. Cerdo y pimienta)

El Gato, cuando vio a Alicia, se limitó a sonreír. Parecía tener buen carácter, pero también tenía unas uñas muy largas Y muchísimos dientes, de modo que sería mejor tratarlo con respeto. 

-Minino de Cheshire -empezó Alicia tímidamente, pues no estaba del todo segura de si le gustaría este tratamiento: pero el Gato no hizo más que ensanchar su sonrisa, por lo que Alicia decidió que sí le gustaba-. 
Minino de Cheshire, ¿podrías decirme, por favor, qué camino debo seguir para salir de aquí? 

-Esto depende en gran parte del sitio al que quieras llegar -dijo el Gato. 
-No me importa mucho el sitio... -dijo Alicia. 
-Entonces tampoco importa mucho el camino que tomes -dijo el Gato. 
-... siempre que llegue a alguna parte -añadió Alicia como explicación. 
-¡Oh, siempre llegarás a alguna parte -aseguró el Gato-, si caminas lo suficiente! 

A Alicia le pareció que esto no tenía vuelta de hoja, y decidió hacer otra pregunta: 
¿Qué clase de gente vive por aquí? 
-En esta dirección -dijo el Gato, haciendo un gesto con la pata derecha- vive un Sombrerero. Y en esta dirección -e hizo un gesto con la otra pata- vive una Liebre de Marzo. Visita al que quieras: los dos están locos. 
-Pero es que a mí no me gusta tratar a gente loca -protestó Alicia. 
-Oh, eso no lo puedes evitar -repuso el Gato-. Aquí todos estamos locos. Yo estoy loco. Tú estás loca. 
-¿Cómo sabes que yo estoy loca? -preguntó Alicia. 
-Tienes que estarlo afirmó el Gato-, o no habrías venido aquí. 
Alicia pensó que esto no demostraba nada. Sin embargo, continuó con sus preguntas: 
-¿Y cómo sabes que tú estás loco? 
-Para empezar -repuso el Gato-, los perros no están locos. ¿De acuerdo? 
-Supongo que sí -concedió Alicia. 
-Muy bien. Pues en tal caso -siguió su razonamiento el Gato-, ya sabes que los perros gruñen cuando están enfadados, y mueven la cola cuando están contentos.
Pues bien, yo gruño cuando estoy contento, y muevo la cola cuando estoy enfadado. Por lo tanto, estoy loco. 
-A eso yo le llamo ronronear, no gruñir -dijo Alicia. 
-Llámalo como quieras -dijo el Gato-. ¿Vas a jugar hoy al croquet con la Reina? 
-Me gustaría mucho -dijo Alicia-, pero por ahora no me han invitado. 
-Allí nos volveremos a ver -aseguró el Gato, y se desvaneció. 




domingo, 21 de octubre de 2018

Raquel Lanseros, "Libro de cuentos"

Sobre la antigua mesa de juegos infantiles
el volumen de cuentos escogidos.
El sol, igual que entonces,
derrama su promesa de luz inagotable sobre las viejas páginas.
Hoy vuelvo a ver, con dedos asombrados,
el paisaje de mis primeros sueños.
El corazón se comba bajo el peso del tiempo como una flor nevada.
Hubo un día que soñé con palacios de oro detenidos
al borde de un estanque. Con diamantes
lloviendo sobre el barro. Con montañas sonámbulas, con dragones domésticos.
Los años han pasado con esa exactitud impertinente.
Ahora,
ya conozco el sabor
-agridulce y perplejo-
de la hierba que crece al otro lado.
Y no siempre es más verde.
He visto transformarse muchas veces
sueños en calabazas,
promesas en harapos,
palabras en ratones asustados.
Quien cruza una frontera, apuñala las horas.
Ahora,
en este tiempo del que huyen las respuestas,
cuando vuelan los pájaros
tras comerse las migas derramadas sobre el musgo del bosque.

¿Cómo encontrar de nuevo el camino de regreso?


(La Pájara Pinta 25, 2006)


Luis García Montero, "Aunque tú no lo sepas"

Hace cinco años, Rapid Azul, antes Laguna, compartió el poema de Luis García Montero "Aunque tú no lo sepas" y la adaptación musical de Quique González y Enrique Urquijo. No lo conocía pero me encantó.  https://ciudadreal-lasolana.blogspot.com/2013/11/aunque-tu-no-lo-sepas-enrique-urquijo.html 

Esta tarde, buscando unos versos con los que atreverme a hacer una tarea del curso de oratoria, me han venido a la cabeza. Los vuelvo a compartir con vosotros, compañeros de ruta. Inserto también el trailer del documental y el poema recitado por él mismo.








Como la luz de un sueño,
que no raya en el mundo pero existe,
así he vivido yo
iluminando
esa parte de ti que no conoces,
la vida que has llevado junto a mis pensamientos.

Y aunque tú no lo sepas, yo te he visto
cruzar la puerta sin decir que no,
pedirme un cenicero, curiosear los libros,
responder al deseo de mis labios
con tus labios de whisky,
seguir mis pasos hasta el dormitorio.

También hemos hablado
en la cama, sin prisa, muchas tardes
esta cama de amor que no conoces,
la misma que se queda
fría cuanto te marchas.

Aunque tú no lo sepas te inventaba conmigo,
hicimos mil proyectos, paseamos
por todas las ciudades que te gustan,
recordamos canciones, elegimos renuncias,
aprendiendo los dos a convivir
entre la realidad y el pensamiento.

Espiada a la sombra de tu horario
o en la noche de un bar por mi sorpresa.
Así he vivido yo,
como la luz del sueño
que no recuerdas cuando te despiertas.

Luis García Montero
Habitaciones separadas
Editorial Visor (1994)



viernes, 19 de octubre de 2018

Fernando Sabino, "De todo quedaron tres cosas".

De todo quedaron tres cosas:
La certeza de que estaba siempre comenzando
La certeza de que había que seguir
Y la certeza de que sería interrumpido antes de terminar.

Hacer de la interrupción un camino nuevo,
hacer de la caída un paso de danza,
del miedo una escalera,
del sueño un puente,
de la búsqueda un encuentro.

***

De tudo ficaram três coisas:
A certeza de que estamos começando,
A certeza de que é preciso continuar e
A certeza de que podemos ser interrompidos antes de terminar
Fazer da interrupção um caminho novo,
Fazer da queda um passo de dança,
Do medo uma escada,
Do sonho uma ponte,
Da procura um encontro.

domingo, 14 de octubre de 2018

Karmelo C. Iribarren - Al pasar


La has visto en un bar,
con gente, feliz, riéndose…
Y te ha dado alegría su alegría
y un poco de tristeza
lo efímero que es todo.




Antoine de Saint-Exupéry, El principito (VI)


VI
¡Ah, principito, cómo he ido comprendiendo lentamente tu vida melancólica! Durante mucho tiempo tu única distracción fue la suavidad de las puestas de sol. Este nuevo detalle lo supe al cuarto día, cuando me dijiste:
—Me gustan mucho las puestas de sol; vamos a ver una puesta de sol…
—Tendremos que esperar…
—¿Esperar qué?
—Que el sol se ponga.
Pareciste muy sorprendido primero, y después te reíste de ti mismo. Y me dijiste:
—Siempre me creo que estoy en mi tierra.
En efecto, como todo el mundo sabe, cuando es mediodía en Estados Unidos, en Francia se está poniendo el sol. Sería suficiente poder trasladarse a Francia en un minuto para asistir a la puesta del sol, pero desgraciadamente Francia está demasiado lejos. En cambio, sobre tu pequeño planeta te bastaba arrastrar la silla algunos pasos para presenciar el crepúsculo cada vez que lo deseabas…
—¡Un día vi ponerse el sol cuarenta y tres veces!
Y un poco más tarde añadiste:
—¿Sabes? Cuando uno está verdaderamente triste le gusta ver las puestas de sol.
—El día que la viste cuarenta y tres veces estabas muy triste ¿verdad?
Pero el principito no respondió.
...

domingo, 7 de octubre de 2018

Rolling Blackouts Coastal Fever - An Air Conditioned Man

La falsa locura de Alonso Quijano, José Saramago

La falsa locura de Alonso Quijano

El verdadero yo está en otro lugar
(Podría haber dicho Rimbaud)

Don Quijote no está loco: simplemente finge una locura. No tuvo otro remedio que obligarse a cometer las acciones más disparatadas que le pasasen por la mente para que los demás no alimentaran ninguna duda acerca de su estado de alienación mental. Solo fingiéndose loco podía haber atacado a los molinos, solo atacando a los molinos podría esperar que la gente lo considerara loco. En virtud de esa genial simulación de Cervantes, el bueno de Alonso Quijano, convertido en don Quijote, consiguió abrir la puerta que todavía le estaba faltando: la de la libertad. La curiosidad lo empujó a leer, la lectura lo hizo imaginar, y ahora, libre de las ataduras de la costumbre y de la rutina, ya puede recorrer los caminos del mundo, comenzando por estas planicies de La Mancha, porque la aventura —bueno es que se sepa— no elige lugares ni tiempos, por más prosaicos y banales que sean o parezcan. Aventura que, en este caso de don Quijote, no es solo de la acción, sino también, y principalmente, de la palabra.

José Saramago

A mi sombra, Manuel Machado

A MI SOMBRA

Sombra, triste compañera
inútil, dócil y muda,
que me sigues dondequiera
pertinaz como la duda.

Amiga que no se advierte,
compañera que se olvida,
afirmación de la vida
que hace pensar en la muerte.

Retrato, caricatura....
Algo que soy yo y no es nada
cosa singular y pura,
al par que broma pesada.

Obsesión y diversión
del poeta solitario.
Insignificante y vario
tema de meditación.

Primera copia grosera
del cuerpo, y quizá del alma...
¿Por qué esa terrible calma
muda que me desespera?

Querría a veces borrarte,
pintura de brocha gorda.
...Mas yo he oído tu voz sorda
y opaca en alguna parte.

Y conozco tu bondad
socarrona y oportuna,
y tus bromas a la luna,
y tu gran fidelidad.

Dime, pues, en la postrera
hora, en el último trance,
cuando la luz no me alcance,
¿tú dónde irás , compañera?

Compañera que se olvida,
amiga que no se advierte...,
afirmación de la vida
que hace pensar en la muerte.

sábado, 6 de octubre de 2018

Mario Benedetti, "Hagamos un trato"


Compañera
usted sabe
que puede contar
conmigo
no hasta dos
o hasta diez
sino contar
conmigo

si alguna vez
advierte
que la miro a los ojos
y una veta de amor
reconoce en los míos
no alerte sus fusiles
ni piense qué delirio
a pesar de la veta
o tal vez porque existe
usted puede contar
conmigo

si otras veces
me encuentra
huraño sin motivo
no piense qué flojera
igual puede contar
conmigo

pero hagamos un trato
yo quisiera contar
con usted
      es tan lindo
saber que usted existe
uno se siente vivo
y cuando digo esto
quiero decir contar
aunque sea hasta dos
aunque sea hasta cinco
no ya para que acuda
presurosa en mi auxilio
sino para saber
a ciencia cierta
que usted sabe que puede
contar conmigo.

viernes, 5 de octubre de 2018

Raquel Lanseros, "En ocasión de todos los finales"

Yo nunca resistí las despedidas
con su mezcla de muerte y precipicio
con el aroma amargo de la finitud
empalagando el ánimo
con esa luz de hielo matutino
que penetra debajo de los párpados.

Yo nunca resistí las despedidas
pero no sé por qué.
Me lo pregunto porque no ha supuesto
una sorpresa súbita casi ninguna de ellas.
He solido saber
con esa exactitud de los relojes
el lugar, el momento
la documentación y el escenario
en que sobrevinieron.

No hay engaño. El jueves diecinueve
era un jueves sin ti. Estaba escrito
mucho antes que las lágrimas
anunciasen el fin
y todo fin es único.

Las despedidas son como el otoño
inevitables pérdidas
vienen puntuales con aviso previo.
Nadie puede acusar de su tristeza
a la pequeña hoja tiritando dormida
en medio del camino.

De repente esa hoja me recuerda
los hoteles pintados de naranja.
Son dos cosas que llegan de otra época
igual que llega la bruma de noviembre.
Traen una carga de nostalgia limpia
sin traición ni sorpresa.
Y sin embargo el alma
no logra acostumbrarse en una vida.

Yo nunca resistí las despedidas
porque en cada una de ellas se marchita la voz
de todas las personas que yo he sido
y ya no puedo ser.